sábado, 31 de enero de 2009

La ninfa inconstante

Guillermo Cabrera Infante

Extracto de La ninfa inconstante

"Su melena corta, rubia, suelta, se movía con el aire o tal vez seguía sus movimientos de cabeza, ladeados, vivaces, ella se veía como una mujer muy joven que se sabía muy vieja o una muchacha que acababa de hacerse mujer. Todavía recuerdo sus zapatos de tacón mediano que parecía que llevaba por primera vez. Pero su sonrisa, de este lado del mar, era como una espuma rompiente de sus dientes, más allá de sus labios gordos. Esa visión primera fue realmente subyugante. Ella era encantadora pero yo era el encantado. La brisa nos envolvía como una crisálida, pero ella era la mariposa volando entre Branly y yo y la gente que se apartaba para pasar por el lado. Era una mariposa diurna, con sus alas que era su pelo moviéndose horizontalmente como si quisiera posarse y no tuviera tiempo. La mariposa, un efecto alucinante más, hablaba. [...]

El sol se pone todos los días, mañana como ayer, pero ella estaba ahí ahora, caminando a mi lado, cálida como la tarde, y ella era el presente. Carpe diem , me aconsejó una voz antigua -y eso hice. Nada de mañana y mañana para mí sino hoy, hoy, esa palabra que puede ser un hoyo pero que era, en ese momento que dura más de un momento, una suerte de eternidad. Ah, que el día se estire en una tarde larga, en una noche que no acabe, que venga la madrugada sin gallos que canten, con gorriones piando urbanos en cada esquina, vivos pero indiscernibles como seres humanos."

Texto completo: http://adncultura.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1093928&origen=relacionadas

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El poder de la palabra